Son muchas las organizaciones no gubernamentales (y los grupos que sí
aspiran a serlo) que denuncian el uso de aviones y barcos no tripulados
en acciones bélicas. Sin embargo, no dicen ni una sola palabra contra
las personas utilizadas como bombas a control remoto. Su forma de
actuar, que contradice no sólo toda ética sino también la propia
naturaleza e instintos humanos, es producto de un lavado de cerebro,
muchas veces indirectamente financiado por sus propias futuras víctimas
(mejor dicho, por sus gobiernos).
Esta estrategia ha servido para sembrar el pánico en Oriente Próximo,
de Afganistán a Egipto. Y ha sido tal el efecto psicológico de
parálisis y dolor, que han empezado a exportarlo con éxito más allá de
las zonas de conflicto a otras, justamente para crearlos. No es algo
espontáneo, sino un plan maquinado por ideólogos de la manipulación y
subyugación de la voluntad -cuyo campo de acción se ha viralizado
gracias a Internet- para universalizar la Yihad, la misión suprema de
revelar su Verdad por los medios que sean. Su entorno de captación ya no
es los demasiado controlados templos religiosos, sino los patios de las
cárceles y los locutorios en los que por unos céntimos audiovisualizan
las proezas de los mártires, los drones humanos cuyos hilos
invisibles manejan a distancia los estrategas del Apocalipsis.
Mientras, Europa corre a comprar paraguas de papel cuando el diluvio
ya ha comenzado, a pesar del espectáculo de truenos y luces que lo
anunciaban. Para la policía de la capital política del continente, por
ejemplo, fue más importante defender su prestigio, que aceptar ayuda
extranjera para la detención de un terrorista. Cinco días estuvo Mehdi
Nemmouche en Bélgica después de asesinar a cuatro personas en el Museo
Judío, hasta que decidió ir a Francia. Su “sofisticado” plan de fuga
incluía una línea de autocar con revisiones en la frontera. Llevando
encima una pistola y en el equipaje el rifle de la matanza, está claro
que decidió entregarse ante la inoperancia de las fuerzas de seguridad
europeas. Sangre y fama. Al día siguiente de su detención, y sin que
fuera
resultado de ninguna confesión suya, la policía francesa realizaba una
detención de cuatro de los 600 yihadistas entrenados en Siria que se
estima han retornado al país a la espera de poder atentar y sembrar el
terror.
Este atentado en particular sirve (si no era evidente antes) para
desmontar la patraña del antiisraelismo o antisionismo como algo que no
va en contra de los propios judíos, que no es antisemitismo o
judeofobia, como lo fue hace casi 20 años el atentado de Hezbolá contra
la sede de la asociación cultural judía AMIA en Buenos Aires. En este
caso, incluso, el odio es tan visceral (como lo fue la cobardía de
Mohammed Merah en 2012 al matar a unos niños en una escuela de Toulouse)
que ni siquiera se dirigió contra una institución judía, sino a una en
la que simplemente aparecía ese nombre. Drones humanos que
disparan y bombardean símbolos. En España y Europa sabemos quiénes son.
¿Haremos algo de verdad para defendernos de ellos?
Shabat Shalom
Jorge Rozemblu es director de Radio Sefarad
Para acceder al boletín de la programación completa de Radio Sefarad del 31de mayo al 6 de junio de 2014, pulse aquí
La Universidad de Barcelona alberga Jornadas anti Israel
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