En estos días en que se han celebrado los Juegos Olímpicos, cuyos comienzos se remontan a aquella antigua Grecia, no sumida en los vaivenes de la economía internacional, donde hacían una “parada” en todas sus confrontaciones al comenzar los mismos, veo con preocupación como el llamado Medio Oriente, va calentando motores para dirigirse a algún lugar, por algunos llamado “primavera árabe”, y en cualquier caso, no creo que haya GPS capaz de trazar el camino con las indicaciones correctas para llegar a lo que significa ese término: “hermandad“ (amistad íntima, unión de voluntades). Que duda cabe que el término “unión”, el de la segunda acepción, en relación con el de “amistad”, no viene referida a la confabulación para hacer el mal.
El último país sumado a ese proceso de cambio, que no sólo porque sea votado se convierte en un régimen democrático, compartía su suerte con los terroristas, transgresores del derecho internacional, radicados en la secesionada Franja de Gaza, al abrir el paso fronterizo entre Egipto y ellos. Se leía en la prensa el “avance” que tal hecho tendría para amparar a los miembros de Hamas.
Pero el “otoño árabe” (cambio de una dictadura corrupta, por otra dictadura religiosa), la confusión entre sus ciudadanos , que tan pronto queman iglesias Coptas, como cercan la residencia del embajador de Israel en El Cairo, aun en su dilema, se vio golpeada con un atentado de sus propios “hermanos“ musulmanes, omitiendo el respeto al Corán, matando y sembrando de dolor a familias egipcias, que creían vivir en la hermandad de los hermanos musulmanes, que vociferaba el Presidente egipcio Morsi. En tal sentido se expresaba el Jefe de la inteligencia egipcia “no nos imaginábamos que musulmanes matarían a musulmanes justo en el momento del quiebre del ayuno del Ramadán”.
A todo ello, hace falta añadir las declaraciones de los Hermanos Musulmanes y del líder “terrorista” de Hamas, Haniye, denominado por los medios de comunicación “primer ministro”, acusando al Estado de Israel de orquestar el atentado jihadista en la frontera israelí-egipcia.
La prensa se expresaba en los siguientes términos “Egipto venga a sus l6 guardias fronterizos y lanza un ataque en el Sinaí” o “Egipto mata al menos 20 personas en una ofensiva en el Sinaí” o “ las fuerzas de seguridad egipcias han matando al menos a 20 hombres armados” y así podríamos seguir reproduciendo titulares, pero en todos falta “EL ADJETIVO”. Quizás no sea correcto para los políticos pronunciarlo, pero la prensa tiene la obligación y el deber moral de utilizar esa licencia gramatical y hacer llegar al mundo, como notarios de la realidad, poniéndoles el adjetivo TERRORISTAS, a los que yo añadiría el apellido de Hamas.
Se debe reconocer que el ejército egipcio ha sido atacado por terroristas y en su defensa ha matado terroristas, y no en un intento de humanizarlos denominarlos “personas”, “hombres armados”, etc.,
El humanismo de los medios, al no denominar terroristas a quienes lo son, nos lleva a vivir, en el mismo día, la falta de sensibilidad del presidente egipcio Morsi al no asistir al funeral de los soldados egipcios muertos en el Sinaí por los terroristas de Gaza, o que el Alcalde de San Sebastián y el Diputado General de Guipúzcoa, ambos de Bildu, recibieran a los representantes de la llamada “ Flotilla de la Libertad”, en su acción de apoyo a los terroristas de Gaza, a los que sus “hermanos” egipcios, en pocos días, les han tenido que cerrar el paso limítrofe, sin que ninguna “bondadosa” ONG diga nada. Por otro lado, de las declaraciones del jefe de la inteligencia egipcia, pudiera parecer que el problema no es el ataque de los terroristas a Egipto desde Gaza, sino que “lo hagan justo en el momento del quiebre del ayuno”.
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