Purim recuerda en la fecha 14 de Adar del calendario judío la salvación del pueblo hebreo ante la inminente aniquilación en Babilonia.
El relato de los acontecimientos se encuentra en el libro de Esther, incluido en el canon bíblico, llamado en hebreo Meguilat Esther.
En todas las comunidades se relata la historia de Purim mediante lectura pública del Libro de Esther y se organizan fiestas de disfraces a modo de Carnaval. Según el refrán hebreo, “En cuanto entra el mes de Adar se multiplica la alegría”.
Historia
En el año 450 AEC, el rey Asuero, influido por las calumnias de su ministro Amán había decretado el fin de la presencia judía en su tierra para el mismo 14 de Adar.
Después de una serie de peripecias, su esposa, la reina Esther, de confesión judía, influida por su tío Mordejai, consigue convencer a Asuero y el decreto es revocado.
El origen de la palabra Purim, plural hebreo de la voz persa Pur que significa suerte, hace referencia en primer lugar a que la fecha elegida para la destrucción fuese echada a suertes y que posteriormente cambiase la suerte del pueblo judío.
Costumbres
A partir de la Edad Media en las comunidades judías se acostumbra a representar la historia de Purim en lo que se conoce como Purim Shpil. Una curiosidad es que entre la población judía inmigrante a los Estados Unidos a principios del siglo pasado las representaciones llegaron a profesionalizarse de tal modo que poco a poco se fueron buscando otros temas, siendo el Shpil el precursor de los famosos musicales americanos.
La víspera de Purim muchos judíos suelen ayunar durante las 12 horas del día previas a la entrada de la fiesta.
Las principales costumbres estos días son el Mishloaj Manot (envío de manjares) a los amigos y familiares entre los que no faltan los Oznei Amán (galletas dulces características de forma triangular) así como las Matanot la Evionim (ofrecer caridad y limosna a los pobres).
En la sinagoga la lectura del Libro de Esther es amena y didáctica. Durante la lectura, al nombrar al “malvado Amán” algunos, sobre todo niños y jóvenes, hacen sonar una especie de carraca para “apagar el sonido de dicho nombre”.