14 jul 2014

Ante los asesinatos, el imperio de la Justicia, por Abraham Barchilón Gabizón


Días pasados escribía sobre el secuestro y asesinato, por miembros pertenecientes  al grupo terrorista Hamas, aliado del Gobierno de la Autoridad Nacional Palestina y condenaba, tanto el brutal atentado contra unos jóvenes estudiantes como el amparo “político” en el que se desenvolvían los autores, Hoy no puedo por menos, como  persona, como ser racional y principalmente como judío, que condenar sin paliativos, el abominable asesinato del adolescente palestino Muhamad Abu Khdeir. Una vez dejada constancia de mi personal condolencia a la familia del también asesinado, sí quiero hacer un análisis que en nada minimiza unos incomprensibles actos en pleno siglo XXI, como son los asesinatos de inocentes.


Pero sí creo que hace falta hacer un estudio del tratamiento político, jurídico y gubernamental  de ambos casos.

En el primer caso, el secuestro y asesinato de tres jóvenes judíos, los dirigentes del  territorio que da cobertura a la internacionalmente declarada formación terrorista Hamas, no emitió condena alguna e incluso, portavoces de los terroristas, se vanagloriaron de la acción asesina de algunos de sus miembros.

De entre los gobernantes de los países limítrofes con Israel, sólo el presiente de la ANP, que ha hecho dejación de su Autoridad en una parte que se secesionó de su territorio para convertirse en el mayor avispero de terroristas, manifestó, sospecho que para salvaguardar sus relaciones con los EEUU, una tenue condena.

En el también triste caso del asesinato de Muhamad Abu Khdeir, ha quedado constatado como, desde el primer momento, el Estado de Israel, por medio de su  primer ministro, Benjamín Netanyahu, habló con el padre del citado joven y le manifestó, textualmente: “quiero expresar mi indignación y la de los ciudadanos de Israel por el reprobable asesinato de su hijo” y añadió “hemos actuado con inmediatez para detener a los asesinos. Los llevaremos a la justicia y haremos caer sobre ellos todo el peso de la ley.”

En el ámbito policial y jurídico, de los autores del triple asesinato de los jóvenes judíos, nada se sabe, ni se ha abierto investigación alguna. Mientras tanto, en Israel, ante tal dislate de la sensatez humana, los investigadores de la policía y del Servicio de Seguridad General (Shabak),  consiguieron que tres de los seis sospechosos confesaran y reconstruyeran el crimen de Muhamad Abu Khdeir en el área donde su cuerpo fue abandonado, en un bosque en las afueras de Jerusalén.

El Tribunal de Petaj Tikva,  que dictó la detención de los sospechosos, decretó el secreto de la actuaciones para una mejor investigación alejada de toda contaminación emocional y evitar que la divulgación interesada de las declaraciones pudiera provocar reacciones en uno u otro sentido, desvirtuando el fin principal de la investigación: el esclarecimiento de los hechos, para la correcta aplicación de la  Justicia.       

La cordura de los seres humanos no siempre es controlable y puede escapar, como en los dos casos citados, a los más elementales fundamentos de cualquier religión, como es la vida, pero en estos tristes casos es cuando los países deben hacer prevalecer, por conducto de sus legítimos gobernantes, los que deben ser los ejes rectores  de una organización democrática,  dejar pública constancia de que se rigen por el imperio de la ley  y  que su finalidad es asegurar y   mejorar  la vida y el bienestar de sus ciudadanos, como en el caso de Israel, y no la que  figura en los Estatutos del movimiento terrorista Hamas, que es la destrucción del Estado de Israel.


Frase destacada
Quiero expresar mi indignación y la de los ciudadanos de Israel por el reprobable asesinato”  Benjamín Netanyahu

 

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