El pasado jueves (17/7), al saltar la noticia, mi corazón se sobrecogió: una
nueva desgracia en un avión de la Malasia Airlines. Cuando dicho avión sobrevolaba
nuestro cielo comunitario (Ucrania), la memoria retrocedía a hace algunos meses
cuando en el Pacífico, como si de magia
se tratara, desapareció, sin dejar rastro, un avión similar de la misma Cía.
y que
nos hizo también recordar el atentado terrorista del 21 de diciembre de 1988 a un vuelo regular de la
Cia Pan American, conocido como el
atentado de “Lockerbie “, cayendo los
restos sobre Escocia y en el que murieron 270 personas.
Pero ese sentimiento pronto se vio agravado por el hecho de que se trataba
de un “atentado terrorista”, en palabras del Primer Ministro ucraniano, al dar
a conocer que un misil, desde una lanzadera y proyectado sobre ese fatídico
vuelo, fue lo que lo derribó y causó el incendio. Sin supervivientes, pereciendo,
entre pasajeros y tripulación, casi trescientas personas de diversas
nacionalidades y, entre ellos, ochenta niños/as, pero sean o no ellos, lo
desgraciadamente verdadero es que las lanzaderas de misiles matan.
En la madrugada de ese mismo día conocimos el inicio, por parte del ejecito
israelí, de una ofensiva terrestre sobre la franja de Gaza desde que, tanto
durante la limitada tregua (5 horas) como justo al término de la misma, los
terroristas de Hamas habían lanzado mas de cincuenta proyectiles o misiles, que no cohetes como se les denomina casi
siempre, sobre territorio israelí, además de que por un túnel, excavado desde
Gaza, un grupo de trece terroristas habían intentado entrar en Israel para
cometer atentados.
Los medios de comunicación, sometidos al imperio de los grupos inversores,
seguían diciendo que lo que lanzaban los terroristas de Hamas eran cohetes y lo
de Israel eran misiles.
Aquí cabe destacar la afirmación del primer ministro israelí Benjamin
Natanyahu: “ISRAEL USA SUS ANTIMISILES PARA DEFENDER A LA POBLACIÓN CIVIL,
LOS TERRORISTAS DE GAZA UTILIZAN A LA PROBLACIÒN CIVIL
PARA DEFENDER SUS MISILES”. Por ello, el principal objetivo de la ofensiva (yo
diría defensiva), israelí era, en palabras de sus mandos militares, destruir e
inutilizar las lanzaderas de los terrotirstas.
Los líderes mundiales empezaban a lamentarse, condenando el ataque desde
una lanzadera, por terroristas prorrusos y,
dentro de mi estado de incredulidad por lo acontecido en Ucrania, fue
cuando vino a mi mente el paralelismo de los hechos referenciados, es decir, lanzaderas en manos de terroristas, esos
artefactos móviles que lanzan misiles y matan gente, y no cohetes (¿de feria?)
como dicen los medios sesgados, que son casi todos.
Y ello viene a coincidir con el objetivo de la presente ofensiva israelí en
la franja de Gaza, en manos del grupo terrorista Hamas – TERRORISTA y no
partido, milicia, grupo islamista y demás acepciones “suavizadoras”-, que
emplea la cuantiosa ayuda económica que recibe, entre otras cosas, para comprar
lanzaderas y misiles, en lugar de alimentos .Un grupo terrorista, por cierto, que
no aceptó la tregua propuesta por Egipto o que violó lo acordado por Nacionales
Unidas.
En la Europa
comunitaria, los medios de comunicación y los dirigentes de muchos países, así
como las mal llamadas ONGs, podrán seguir relatando la historia como venga bien
a sus postulados ideológicos o políticos, pero la verdad siempre prevalecerá: las
lanzaderas disparan misiles, no cohetes, y causan muertes, y ante ello es
obligación de todo gobierno que se precie de serlo, ejercer las acciones que
consideren pertinentes para defender la vida de sus ciudadanos.
Frase destacada: “La obligación de todo gobierno que se precie de serlo,
ejercer las acciones que consideren pertinentes para defender la vida de sus
ciudadanos.”