Como cada año, desde 2006, el 27 de enero se conmemora el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto y es el momento de que, en el devenir diario, hagamos una parada y analicemos qué es lo que se conmemora y porqué, así como los medios que estamos utilizando para que ataques tan atroces no vuelvan a repetirse.
Por ello, habría que recordar las frases pronunciadas el 14 de diciembre de 2006 por el Secretario General de las Naciones Unidas, Sr. Ban Ki-Moon, que decía “ Negar hechos históricos, especialmente en relación con un tema tan importante como el Holocausto, es simplemente inaceptable. Igualmente inaceptable es que se pida eliminar cualquier estado o pueblo. Me gustaría que todos los miembros de la comunidad internacional respetaran este principio fundamental, tanto en la teoría como en la práctica”
La aprobación por la ONU de tal conmemoración fue seguida por diversos Parlamentos nacionales, autonómicos, regionales o municipales, en la mayor parte del mundo, a excepción de los países que componen el bloque árabe.
Pero no ha sido hasta este año 2013 cuando dicha conmemoración ha sido adoptada como parte de las ceremonias oficiales de las Instituciones Europeas, según ha informado el Presidente del Parlamento Europeo, justo cuando hemos conocido que el pasado día 12 del actual ha fallecido el sobreviviente más joven – León Leyson-, de los 1.100 judíos salvados de los nazis por Oskar Schindler.
La carta fundacional de las Naciones Unidas establece como mandato fundamental de la organización el respeto a los derechos humanos, sin distinción por motivos de raza, sexo, religión e idioma.
Cabe recordar un dicho del escritor israelí Aharon Appelfed: “Un crimen tan colosal sólo puede ser cometido cuando son movilizados los más oscuros sentimientos”
La conmemoración del Holocausto y su difusión son de especial significado, no sólo para la comunidad judía sino para toda Europa y el mundo. Y más en estos momentos en que estamos siendo testigos de un aumento de la popularidad de los grupos que fomentan odio en toda Europa, como consecuencia principalmente de la crisis financiera.
La proliferación de partidos de corte neonazi,(Grecia, Austria, países de Sud-América, al amparo de regímenes populistas) o la divulgación y puesta en escena de grupos musicales difusores de la misma ideología en sus canciones y vestimentas (Valencia), sin menospreciar lamentablemente los grupúsculos que vienen surgiendo en diferentes países, nos conduce a que nada puede ser relegado al pasado y ser olvidado. Nuestro trabajo debe ser el de recordar a los hombres, mujeres y niños que fueron asesinados y masacrados, por haber sido diferentes. A colación podríamos recordar las palabras pronunciadas por el que fuera Secretario General de la ONU, Kofi Annan, al inaugurar el Museo del Holocausto –Yad Vashem–: “la repulsa al genocidio, al asesinato sistemático de seis millones de judíos y millones de otras personas fue también uno de los factores que promovieron la Declaración Universal de los Derechos humanos. Las Naciones Unidas tienen la responsabilidad sagrada de combatir el odio y la intolerancia. Si las Naciones Unidas no están a la vanguardia de la lucha contra el antisemismitismo y otras formas de racismo, niegan su historia y socavan su futuro”.
La justificación de la elección de tal día –27 enero– viene dada por ser la correspondiente al año 1945, cuando el ejército soviético llegó al mayor campo de exterminio nazi, Auschwitz-Birkenau.
Recordemos también a todos aquellos que sufrieron en los campos de concentración por haber luchado contra el nazismo y muy en particular a nuestros conciudadanos españoles.
Honremos igualmente a los “justos” que salvaron vidas de los perseguidos por el fanatismo nazi, aquellos que representaron el humanismo frente a la deshumanización. Y al honrarlos tendremos en nuestra mente a varios diplomáticos españoles que ejercieron su labor con fraternidad en esos tiempos de oscuridad.
Reflexionemos sobre la máxima del pensador judío Enmanuel Lévinas: “Todo hombre es responsable el uno por el otro“, así como las palabras del General Ike Eisenhower, cuando halló a las víctimas y al ordenar que tomaran todas las fotos posibles, lo hizo con estas palabras: “grabadlo todo ahora, filmad, recoged testimonios, porque en algún sitio, al seguir la pista a la historia, algún “bastardo” saldrá diciendo que esto nunca ocurrió”.
Y enviemos un mensaje de esperanza para el futuro. Si el mal absoluto no triunfó, puede que nunca lo haga.
Abraham Barchilón es abogado. El artículo ha sido publicado el 24 de enero en El Faro Digital de Ceuta.