Es una vocación que me viene de dentro, como un rescoldo ancestral de
viejas hogueras avivadas por mis antepasados, de mucho antes que
existiera ese país. Porque no hay nada mejor que saber, antes incluso de
que pase algo malo, quien es el culpable: ¡Israel!
Si hay guerra civil en Siria, pongamos un ejemplo, ¿creéis que es
culpa de los dirigentes de las distintas facciones políticas y
religiosas? No, es culpa de Israel. ¿Y lo que está pasando en Egipto? Si
hasta el propio presidente de Turquía lo dice bien clarito: todo ha
sido orquestado por Israel (del mismo modo que Israel estaba detrás de
las protestas en Estambul de hace unos meses).
Y no creáis que la perversidad de los judíos (uy, perdón, de los
israelíes) sólo alcanza a los países vecinos. ¿De dónde viene la crisis
económica sino de las manipulaciones de los banqueros israelíes? Claro:
como ellos no comen ciertas cosas, pueden especular con los alimentos.
Recuerdo haber leído hace un tiempo que estaban creando bases secretas
en la Patagonia y la Antártida, fuera de la vista del mundo, donde
acumulaban dichos alimentos que se conservaban como en una nevera
natural. Y ahora que caigo, seguramente el cambio climático y el
derretimiento de los polos sea una consecuencia de las toneladas de
carne de cerdo y productos lácteos mezclados con cárnicos (prohibidos
por la “religión israelí”) allí acumulados.
¿Qué más pruebas hacen falta? En realidad, ninguna. Porque, como dice
nuestro insigne escritor Antonio Gala, si les pasa lo que les pasa es
porque algo habrán hecho. No hacen falta razones para ser anti-israelí.
Aunque no olvidamos que han ofendido a dioses ajenos y propios (hay unos
judíos buenos viviendo en Israel que están en contra de su existencia
porque ofende a su propio Dios), se han adueñado de instituciones como
la corona sueca (que siempre les otorga premios Nobel), o la Casa
Blanca, a la que controlan a través de una organización secreta llamada
“El Lobby Judío”. Lo mismo que antes tenían en su poder a los comunistas
y ahora a la mayoría de los gobiernos europeos, a los que controlan por
medio de altísimas tecnologías implantadas en los teléfonos
móviles y las redes sociales (Facebook es obra de ellos).
Pero, lo que personalmente más me inquieta, es su ironía y sarcasmo a
la hora de escribir editoriales como éste y mostrarnos como si fuéramos
antisemitas, racistas e ignorantes.
Shabat Shalom
Jorge Rozemblum es director de Radio Sefarad
Pulse aquí para acceder a la programación semanal completa y a los enlaces de Radio Sefarad
Shalom - El prisma de los valores
-
En una época en la que se habla de libertad y donde parece que no existen
límites para que vivamos sin restricciones, existe la paradoja de que todos
deb...
Hace 11 horas