¿Cuántos descerebrados hacen falta para que una amenaza social se
vuelva creíble? Algunos grupos terroristas apenas contaban con decenas
de simpatizantes y activistas, y sin embargo llegaron a crear el pánico y
convertirse en un tema muy serio para el país, por ejemplo, los GRAPO
españoles. Sin embargo, cada vez que surge el tema del antisemitismo,
parece que todo el mundo quiere volver la cara y mirar para otra parte,
aunque los insultos antijudíos se conviertan en trending topic nacional, o sea, en uno de los 10 temas más comentados en la red social Twitter en España.
Este sistema de abonados que permite lanzar mensajes cortos llegó a
tener en las pocas horas desde el final de la Euroliga de baloncesto en
la que el Maccabi Tel-Aviv se impuso al Real Madrid, una actividad de
decenas de miles de mensajes, algunos originales, otros reenviados,
dentro de un subgrupo que se identifica mediante lo que se conoce como hashtag,
una etiqueta o título para la charla. En este caso, el tufo antisemita
del mismo atrajo a la porquería de la sociedad como moscas. Sin ambages y
aunque el partido se libró contra un equipo israelí donde (como sucede
en la mayoría de los equipos profesionales europeos) participan
jugadores internacionales no israelíes ni judíos, el hashtag que tanta actividad generó se llamaba #putosjudíos.
Estamos acostumbrados a ver y tolerar las bajezas de las pasiones
deportivas. Pero en este club de mensajes, no se insultaba al equipo
ganador ni a sus seguidores, sino al origen étnico del país donde está
registrado. Y tampoco es que se les insultaba simplemente, sino haciendo
alusiones directas al holocausto y el nazismo. No hablamos de
visitantes de un blog de una página web neonazi, sino de jóvenes
“normales”, de esos como su hijo, hija, hermano, hermana, nieto o nieta,
que ven y se emocionan con espectáculos deportivos. No son los ultras
violentos del fútbol, no son analfabetos que desconocen totalmente qué
fue la Shoá (ya que aluden a lugares comunes referidos a ella), no son
energúmenos y posiblemente haya gente con un buen nivel de estudios.
Porque el odio antisemita (ese del que tantas veces nos
acusan de paranoicos, por sentir y proclamar que existe) es un puñal
venenoso que atraviesa los corazones de las personas de cualquier
estamento social, económico, educativo o étnico, y les inocula
insensibilidad y ceguera.
Somos una sociedad enferma que oculta los síntomas que la
estigmatizarían no sólo ante los demás, sino principalmente ante
nosotros mismos, mostrándonos cómo somos realmente y lo alarmante de
nuestra morbilidad. El odio inoculado no desaparecerá por sí mismo, ni
silenciando o siendo condescendientes con quienes lo denuncien. No son
“paranoias nuestras” (uno de los tantos estereotipos negativos
detectados por encuestas recientes). Perdonen que acuda a la siguiente
paráfrasis, pero nuestro hashtag nacional en este caso tendría que llamarse #laputarealidad.
Shabat Shalom
Jorge Rozemblum es director de Radio Sefarad
Para acceder al boletín de la programación completa de Radio Sefarad del 17 al 23 de mayo de 2014, pulse aquí.
La Universidad de Barcelona alberga Jornadas anti Israel
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Hace 1 día